Por Alex Robledo
Distintas propuestas que nos acercan a uno de los subgéneros más interesantes que el séptimo arte tiene a nuestra disposición. Entre sus distintas vertientes y variantes, el viaje en el tiempo prueba ser un concepto peligroso, romántico, o la clave para la humanidad. Sea como sea, la siguiente selección te pide que, en dado caso que tú encuentres la forma de regresar en el tiempo, no asesines a tu abuelo.
La Jetée (1962, Chris Marker)
Apenas 28 minutos de metraje y cientos de fotografías fijas, bastan para desarrollar una obra tan impactante y tan poética. Un descenso a la ciencia ficción más poderosa, más fascinante, más presente.
Un hombre, obsesionado con un recuerdo de su infancia, es el candidato perfecto para viajar en el tiempo y salvar a la humanidad de la Tercera Guerra Mundial. Con esta trama atendemos a un cortometraje magnífico, acompañado por una voz en off que deviene la historia y que funciona como una oda a los recuerdos.
El juego homófono entre su título que suena como "là j'étais" (“ahí estaba yo”) tendrá sentido una vez terminado el visionado.
Lola rennt (1998, Tom Tykwer)
Thriller con todas las sensibilidades techno noventeras: un tríptico centrado en una carrera contra el tiempo. Manni, novio de Lola, debe dinero y la llama para reponerlo. Un suceso, tres escenarios diferentes. El destino y las coincidencias. Lola como agente de cambio sobre las decisiones y las posibilidades. Aunque Lola no está exenta del efecto mariposa: cualquier acción diminuta se amplificará exponencialmente.
Kate & Leopold (2001, James Mangold)
Una ejecutiva moderna y un duque del siglo XIX se encuentran, por el destino —un experimento científico que salió mal—, en el Nueva York del 2001. Romcom donde Meg Ryan y Hugh Jackman rechazan el continuo espacio-tiempo porque el amor, sentimiento universal, no está atado a temporalidades específicas; por ello, gracias al cine, puede concurrir en ambos periodos simultáneamente.
The Butterfly Effect (2004, Eric Bress & J. Mackye Gruber)
Con el objetivo de superar un trauma de su pasado, un joven descubre que puede viajar en el tiempo, capaz de cambiar los eventos en su vida sin saber las consecuencias catastróficas en su presente.
Odiada en su momento, con el pasar de los años ha recibido el amor que merece. Propuesta impresionante que examina la redención como el único propósito y fin en esta vida, aunque el más mínimo aleteo provoque un huracán. Un Ashton Kutcher fuera de tipo que contagia su desasosiego, provocando que nos sintamos minúsculos desde el primer fotograma.
Midnight in Paris (2011, Woody Allen)
Un escritor viaja a París con su prometida; allí, como por arte de magia, es transportado a la década de 1920 y conoce a increíbles personalidades. El hombre, incapaz de entender su presente sueña y vive un pasado que encuentra cálido e interesante.
El elemento del viaje en el tiempo es absorbente aunque no se ahonde mucho en él; su toque de realismo mágico —que tampoco se explica— y el mensaje final de que la nostalgia es subjetiva partiendo de que cada era supone ser la ideal para otra, entregan una cinta próspera en el presente.
Looper (2012, Rian Johnson)
En un futuro lejano, la mafia se deshace de la gente mandándola al pasado para que un looper —asesino a sueldo— complete el trabajo.
Cuando el protagonista se da cuenta que regresan a su yo del futuro, se rebela para evitar una catástrofe inimaginable que no puedo seguir spoileando.
Concepto original, brillante, donde el director confía en el espectador para que los ejes temporales cobren sentido y se desate un pensamiento crítico alucinante.
Arrival (2016, Denis Villeneuve)
La llegada de vida extraterrestre bajo un ángulo humanista, preocupado en la comunicación y la comprensión mutua. ¿Qué quieren decir los visitantes? Aunque el tiempo corre, este resulta imprescindible para su misión.
Experiencia cerebral y emocional como ninguna otra, bravo por cineastas como Villeneuve.
Ojalá disfrutes estas películas tanto como yo lo hice.