28 Dec
28Dec

Por Alex Robledo

“Warner Bros. quiere una secuela de Matrix, y la van a hacer con o sin nosotros” dice un personaje durante los primeros 20 minutos de metraje; diálogo que refleja el regreso de Lana Wachowski (esta vez sin su hermana Lilly), Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss a una de las sagas que revolucionó al cine a la vuelta del milenio. 

Esta cuarta entrega, sostenida por la nostalgia, nos invita al agujero del conejo desde su primer instante: tras la conocida lluvia esmeralda, escuchamos las voces de unos personajes nuevos (Bugs y otra encarnación de Morpheus) y regresamos al inicio de la primera película —Trinity huye de los policías—. Bugs y Morpheus, tal cual espectadores, notan algo raro: parece la misma escena salvo algunas diferencias. Con ello, la realizadora critica dicha noción del blockbuster y el temor de los estudios por no arriesgarse con otras propuestas. 

Momentos después, sin dejar las similitudes, entendemos de qué se trata. Encontramos a Neo, ahora llamado por su nombre verdadero —Thomas Anderson—,  como un famoso diseñador de videojuegos con problemas para distinguir la realidad de la fantasía. ¿Cuáles videojuegos diseñó? The Matrix, The Matrix Reloaded y The Matrix Revolutions, ni más ni menos. Y en este “mundo real”, en comparación con ser el elegido, Thomas es reconocido como una persona influyente en su medio.

Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss 

Más que una secuela directa, esta fascinante revelación indica que The Matrix Resurrections es un ensayo sobre su ficción: una ruptura de la cuarta pared que va más allá de la película y de la sala de cine en un diálogo brillante e incisivo. Por ello, su experiencia autorreferencial rechaza el solo guiñarle a la cámara —la manera más común de utilizar el recurso— para que la directora reflexione sobre el legado de su obra, y el significado de ser una creadora.

Lana ha dicho que la muerte de sus padres fue el motor principal para regresar a The Matrix, una sanación que trajo consigo la necesidad de contar otro capítulo que, tras verlo, nota esos sentimientos en plena madurez cinematográfica, responsable de otros títulos como Cloud Atlas, Jupiter Ascending y Sense8, pues The Matrix Resurrections comparte el ADN de sus preocupaciones humanistas. 

Lana Wachowski, directora 

Bajo esta decisión creativa, Wachowski elimina cualquier duda sobre la existencia de la realidad —resuelta desde la película original— para enfocarse en el verdadero mensaje de la saga: la trascendencia del amor. Porque al final dirigió una película sincera, entrañable, para ella, que, sin más, recupera el significado de las píldoras y nos invita, esto es, a escoger sabiamente. 

Calificación: 4/5

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