Por Jimena Barrantes
La permanente relevancia de la figura de Frida Kahlo nos lleva a intentar explicar lo que se esconde detrás del pincel de esta artista. Una mujer cuya vida y muerte se vio siempre acompañada del dolor. A 67 años de su muerte, recordamos a Frida no sólo como artista, sino como un ícono del pop mexicano.
Amiga de su dolor
Frida Kahlo nació y creció en la emblemática Casa Azul en la Ciudad de México el 6 de julio de 1907; sin embargo, ella data su fecha de nacimiento a 1910, durante la revolución mexicana. La primera premonición de la tragedia que sería su vida ocurrió a sus 6 años cuando padeció polio, enfermedad que dejó secuelas permanentes en una de sus piernas.
En sus años de preparatoria, durante un viaje en autobús en compañía de su entonces pareja, Alejandro Gómez Arias, un tranvía colisionó contra ellos, ocasionando que un tubo de metal atravesara su cadera y pelvis. Este accidente la dejó postrada en cama por cerca de 3 años, durante los cuales comenzó su vida como artista. Después de múltiples intentos de rehabilitación y por lo menos 32 operaciones, Frida pudo por fin salir de la cárcel que era su cama, aunque la seguían acompañando las dolorosas secuelas del accidente.
Sus obras más famosas son una representación surrealista de sus tragedias y el impacto emocional que han tenido en su vida. Cuadros como Las Dos Fridas, La Venadita, La Columna Rota, Y Viva la Vida son una ventana a la psique de una mujer decidida a vivir de la mano del dolor, pero jamás sometida a éste.
La columna rota
Muchos continúan sin entender el impacto que tuvieron sus obras en la cultura popular, y lo que es más: no la piensan merecedora de su fama; entonces, ¿qué es lo que añoran los historiadores de su angustiosa vida y obra?
Sexualidad, libertad y feminismo
Uno de los pilares en la vida de Frida fue su fortaleza y libertad sexual, ambos tabúes en una época aún opresora ante las mujeres, y sobre todo ante las mujeres que intentaron sobresalir en medios dominados por hombres como lo eran las artes. No solo sacudió al mundo como una mujer que pintaba, sino como una mujer que pintó todo aquello que las mujeres sufrían en secreto: abortos, feminicidios, y otras mujeres observadas desde la perspectiva platónica de la vista femenina, no solamente como figuras de la feminidad, sino como personas.
Frida Khalo, pintando Las dos fridas
Su atadura a Diego Rivera es una de las principales razones por las cuales el feminismo moderno discute su papel en la lucha de la liberación femenina. Rivera fue un famoso muralista que retrataba las diferencias de clases y aspectos políticos de un México post revolución. Un hombre de alto talento y lleno de amor; demasiado amor. La infidelidad de Rivera eran una ocurrencia más que común en su matrimonio con Frida, y fueron la principal causa de su divorcio; aunque éste no duró mucho pues retomaron su matrimonio no muchos años después.
¿Cómo puede Frida hablar de liberación femenina cuando estaba atada emocional y económicamente a su esposo, Diego Rivera? La respuesta es simple, ella jamás pretendió ser una figura feminista. “No podemos decir que Frida fuera una feminista, y seguro a sí misma nunca se dijo feminista”, dice la crítica de arte Sandra Barba; sin embargo, es importante el reclamo del feminismo moderno sobre sus obras como un modo de protesta ante una artista que se pintaba sí misma por encima de la feminidad retratada en ese entonces.
Diego y yo
Considerarla un referente del feminismo “supone también una desventaja, ya que generamos un acercamiento bastante antifeminista al arte hecho por mujeres; tienes a una mujer extraordinaria, y el resto no existe”, concluye Barba.
Muerte y legado
Como muchos artistas, el arte de Frida Kahlo no tomó vuelo hasta después de su muerte. El mundo se apropió de su imagen, utilizándola como una figura del empoderamiento femenino y la moda. Museos, cosméticos, muñecas, camisetas; cualquier cosa que pudiera estar impregnada con su esencia se vende como la imagen de la mujer mexicana. Los chicanos -mexicanos residiendo en Estado Unidos- consideran a Frida su conexión con la cultura que dejaron atrás.
El legado de Frida es la mezcla de todo aquello que consideramos especial de quienes sobresalen: resiliente ante la tragedia, sexualmente libre, dominante en un medio masculino, visualmente única, de talento inmensurable, y fácil de vender. “La mercadotecnia se ha apoderado de su figura, su vida y su obra con un afán pura y simplemente lucrativo”, comenta la académica Eli Barta.
Viva la vida
Frida encontró su descanso eterno el 13 de julio de 1954 en su natal Coyoacán. Su último cuadro titulado Viva la Vida, es un claro ejemplo de todo aquello que ella consideró importante: disfrutar plena y libremente la vida que tantas veces pendió de un hilo.
Pintora, amante, ícono feminista, la recordamos por muchos títulos, pero para México ella es simple y eternamente Frida.