Por Sofia Santana
El movimiento feminista en su cuarta generación ha dado mucho de que hablar, recientemente en Argentina se ha logrado la despenalización del aborto y aunque faltan muchos pasos que dar en toda América Latina, la causa sigue caminando. Uno de los instrumerntos para dar luz a la situación de género es a través del arte, por eso les quiero platicar sobre la obra más reciente de la artista Juliana Notori.
Juliana Notari es una artista multidisciplinaria brasileña, su arte está enfocado principalmente en temas feministas, antropocéntricos y sociales; expresan singularidades, catarsis, confesiones, modos de operar, traumas, deseos y fantasías, permitiéndonos adentrarnos a ella como persona. Es esto lo que desde mi punto de vista hace tan singular su arte, ya que nos acerca a sus experiencias del día a día como mujer creando piezas que logran estremecer a los espectadores.
Diva es como se titula su obra más reciente que consta de una excavación de 33 metros de largo, 16 de ancho y 6 de profundidad, dentro de una ladera en el estado de Pernambuco, en el norte de Brasil, esta trata de cuestionar la relación entre la sociedad occidental y la naturaleza, criticando la cultura actual tan enfocada en el hombre, permitiendo que el espectador se cuestione la problematización del género.
Diva de Juliana Notari
La obra nos habla sobre la cultura falocéntrica y antropecéntrica en la que nos encontramos, estas dos hace referencia a la organización social en la que ubicamos al falo en el centro de explicaciones sobre la constitución psíquica y sexual, no solo como referente simbólico, también al hombre cis preferentemente blanco toma más poder e importancia ante las actividades sociales diarias, cosa que lucha actualmente el feminismo, una verdadera equidad.
Juliana menciona en redes que esta obra pretende levantar la voz y abrir heridas que su país ha sufrido durante la presidencia de Jair Bolsonaro en donde valores , cultura y educación han sido atacados por el lado conservador en la que se encuentra el presidente, y es que el tiene muy en claro que no va a permitir la despenalización de aboroto como lo mencionó él públicamente en redes después de la noticia de su país vecino Argentina. La controversia que tiene esta obra en su país refuerza y encara los prejuicios y valores retrógrados en los que se sigue viviendo, reprimiendo la libertad cultura y censura.
“Lamento profundamente por la vida de los niños argentinos, ahora sujetas a ser cortados del vientre de su mamá con consentimiento del estado, depender de mí y de mi gobierno, el aborto jamás será aprobado en nuestro suelo o tierra, lucharemos siempre para proteger la vida de los inocentes.”
Que Juliana hiciera esta instalación en un país con un militante como presidente habla del poder del arte, claro aunque causó mucha inconformidad y odio hacia su persona, permitió dirigir la mirada internacional y que se le aplaudiera por su valor; reveló también que como sociedad falta un largo camino hacia una equidad completa, una aceptación de la mujer, y dejar de sexualizarla. Algunos usuarios de facebook comentaron que eso no era arte por lo desagradable que era, sin embargo Juliana respondió a esos comentarios que era justo querer normalizar la vulva y no tener que sentirse apenada por lo que es.
Arte como esto nos permite seguir manteniendo el tema del género en la mesa, darse cuenta que aún falta mucho por dialogar, y que no solo se está para ser admirado sino más importante está para cuestionarnos e incomodarnos, permitiéndonos salir de nuestra propia burbuja de realidad para ver la de los demás.