Por Jimena Rodríguez
Muchos de nosotros conocemos la infame saga de Animal Crossing, una serie de videojuegos de simulación social desarrollados y distribuidos por Nintendo, en el cual vivimos rodeados de animales adorables mientras formamos parte de un sistema sumamente capitalista cazando bichos y peces sin parar, para poder saldar nuestra deuda de millones de bayas a un mapache.
La más reciente entrega de este juego, mejor conocido como Animal Crossing: New Horizons, llegó a nuestras vidas en un momento en el que muchos necesitábamos una manera de lidiar con la ansiedad que presentaba la situación mundial ante el covid-19, y aunque de cierta manera Nintendo se aprovechó de dicha situación, no podemos negar que fue el mejor momento para lanzar tan anticipado juego.
Si han jugado alguna de las entregas anteriores, no son desconocidos del sistema que maneja el juego, en el cual después de comprometernos con Tom Nook a pagar una casa, se nos asigna una serie de tareas a cumplir para poder desbloquear nuevas actividades, socializar con nuestros vecinos de la isla y claramente, generar bayas (dinero) para saldar nuestra deuda con Tom Nook, la cual solo se va haciendo más y más grande conforme avanzas en el juego.
Con esta nueva entrega de Animal Crossing, la esencia capitalista del juego no solo se queda en nuestra deuda a saldar con Tom Nook, sino que va más allá de la consola. Al ser suscriptor de Nintendo Online, tienes la oportunidad de visitar las islas de otros jugadores, así como recibir visitas, lo cual es un aspecto del juego que muchos supieron aprovechar bien.
Al poder recibir gente en tu isla, muchos jugadores se dedicaron a inflar los precios de cosas que otros jugadores desesperadamente querían conseguir para sus propias islas, y uno se preguntará ¿cómo te puedes aprovechar de la gente a través de un videojuego? Bueno en el caso de Animal Crossing: New Horizons si tienes Millas Nook y bayas de sobra, puedes conseguir lo que quieras
A diferencia de entregas pasadas de Animal Crossing en las cuales había familia de muebles en una sola presentación, es decir solo una versión de muebles de mimbre, madera, acero, entre otros, en New Horizons existen por lo menos 3 versiones de color de cada mueble, así que si quieres decorar tu casa de rojo pero en tu isla solo te salen muebles azules, tienes que recurrir a otros jugadores para poder conseguir tus tan deseados muebles.
Uno dirá “ah que padre, busco a alguien que tenga el mueble que quiero, que me comparta su código de amigo, lo voy a visitar, me deja conseguir el mueble deseado y fin” hahaha pues no…
Muchos aspectos de la vida real se ven reflejados en el juego, entre ellos nuestro propio comportamiento de querer sacar provecho de algo que me va a beneficiar, es por eso que mucha gente tiene una cuota para entrar a su isla y que puedas conseguir aquello que quieres. Las cuotas de acceso pueden ser de entre 50,000 a 500,000 bayas (incluso más) dependiendo del valor de los objetos que posee dicho jugador, o incluso te pueden pedir miles de Millas Nook, las cuales nos sirven para viajar y conseguir recursos para nuestra isla.
Y Dios nos libre de los nabos… Uno de los aspectos de Animal Crossing que se ha mantenido a lo largo de sus entregas, es la compra y venta de nabos, los cuales podemos conseguir todos los domingos en la mañana y vender durante la semana. Ahora ¿qué tienen de especial los nabos? bueno lo que pasa es que te puedes hacer millonario con ellos
Como en la bolsa de valores, hay días altos y bajos para la venta de nabos, es decir que puedes hacer una inversión de 100,000 bayas en nabos y esperar que se te quintuplique si tienes un día de venta alto en tu isla; sin embargo, así como en la vida real, invertir en este tipo de acciones es un riesgo, ya que no todas las semanas vas a tener un día alto, y si no logras vender tus nabos por más bayas que tu inversión inicial, es una pérdida, ya que estos se echan a perder en una semana, por lo que no hay posibilidad de esperar e intentar venderlos después.
Los jugadores aprendieron a aprovechar sus días altos de venta de nabos, y gracias a las redes sociales, muchos jugadores empezaron a publicar los precios por los que se están comprando nabos en su isla, así como su código de amigo para que otros jugadores pudieran ir a vender sus nabos a dicha isla, pero ¿adivinen qué? si, esto también empezó a generar cuotas de entrada.
Mi más claro ejemplo es mi hermano, con quien comparto isla en Animal Crossing ya que solo tenemos una Switch, y que un día mientras yo trabajaba, se dio cuenta que los nabos se estaban vendiendo por 300 bayas c/u (lo cual puede resultar en bastante dinero si haces una compra grande de nabos) y lo que hizo fue: bardear nuestra isla para hacer un camino que llevará a otros jugadores desde la entrada a la tienda, para que la gente no se robara nuestros muebles (porque también es algo que pasa), y cobrar una cuota (según él) de un Ticket Nook (2000 Millas Nook) a todos los visitantes que llegaron por medio de una publicación que hizo vía Facebook.
Hay gente que incluso vende a sus vecinos por grandes sumas de dinero real y/o bayas del juego, debido a que hay ciertos personajes favoritos que muchos quieren tener en sus islas y que se suelen vender via reddit o incluso por e-Bay, básicamente traficando vecinos a cambio de una compensación monetaria (y si, estoy hablando de Raymond)
Al final, cada quien disfruta del juego a su manera, hay quienes están dispuestos a gastar miles de bayas y/o dinero real para poder decorar su isla a su gusto, otros que prefieren hacer lo que pueden con lo que tienen, otros que buscan aprovecharse de otros jugadores, y otros que buscan ayudar al resto de jugadores a conseguir objetos a cambio de lo mínimo
En lo personal Animal Crossing es un juego que he disfrutado mucho a lo largo de mi vida y aunque actualmente New Horizons ya no tenga el boom que tuvo en verano del año pasado, el impacto que tuvo en su momento es impresionante, logrando hacer un juego sumamente adorable en algo que refleja la más pura esencia del capitalismo, impulsada por los propios jugadores que viven en esta realidad del consumismo tanto fuera y dentro del juego.