Por El equipo de Dispersa
En esta era “dorada” de entretenimiento desde casa, parece ser un pecado para los más puristas audiovisuales desperdiciar el tiempo que no tenemos en programas “basura” dónde reina la improvisación y el hedonismo. No negamos este hecho, pero en defensa de los reality shows, son una buena distracción para sumergirnos en el drama de alguien más sin sufrir las consecuencias.
Un individio no puede sobrevivir de ver puro cortometraje ruso, en blanco y negro, sobre la vida de un artista ciego, sordo y mudo que fue victima del movimiento bolchevique, y que ademas es un musical sin música…uno necesita de descomprimirse de sus preocupaciones y del estrés de su día a día con entretenimiento ligero que le ayude a recuperar su energía, en el caso de Dispersa resulto que varios de nosotros recurré a la magia del reality show.
Ya sea por la competitividad, el talento de sus concursantes o el melodrama humano que se amplifica en pantalla, cada integrante del equipo te dirá sus reality shows favoritos y sus razones para verlos.
MARCO: UFC: The Ultimate Fighter, The Real Housewives of New York, Ink Master
En mí caso, el trío comparte la característica de que el enfoque central de cada programa es el triunfo de la persona más talentosa entre todas las demás, ya sea conseguir un contrato para participar en la UFC, ser considerado el mejor tatuador en América o la persona más alcohólica en todo Nueva York, claro que el drama patético entre los integrantes es fascinante de ver y ayuda a la experiencia. Cada espectador tiene a su favorito, te involucras emocionalmente con ellos y te muestras shockeado cuando lo eliminan injustamente, o en mejor de los casos extasiado por verlos ganar.
Cómo dije antes tiene que haber un balance en ver la maestría de los concursantes, con el inevitable drama de tener a un grupo de personas convivir en un grupo cerrado, tarde o temprano las personalidades chocarán y harán un gran espectáculo que ningún guionista pudo haber pensado.
En el caso de las esposas su energía es tan caótica e impredecible que no es necesario que tengan un hilo conductor, la estrella ahí es ver la creación, la escalada y explosión de un problema, que si fuera tratado por adultos con mejores niveles emocionales, se resolvería en una hora.
Ver que tan bajo la naturaleza humana puede llegar y al mismo tiempo, cómo la resiliencia humana puede crear cosas dignas de admirar, es lo que hace los reality shows mis programas favoritos cuando necesito recuperarme de un burn out.
SOFI: RuPaul’s Drag Race
RuPaul es un reality sobre la comunidad LGBT, específicamente de las Drag Queens, y desde sus inicios se ha vuelto un fenómeno cultural mundial, tanto que ahora Drag Race se realiza en muchos países fuera de USA. Va acerca de varias competidoras que luchan por la corona, esto a través de retos, pasarelas, y lipsync.
Este reality ayudó a que la cultura Gay se volviera más mainstream, con su drama, catch frases, rivalidades y lazos creados en el show y es que casi lo tiene todo , controversia, entretenimiento, jueces plot twist, inspiraciones, entre otras cosas. Y vaya lo que estamos buscando en un reality es eso, chisme, y aquí tenemos muchos. Lo mejor de todo es que cada temporada tenemos nuevas personalidades y aunque el show siempre tenga el mismo tono, los personajes hacen de cada temporada algo inesperado.
Si eres parte de la comunidad LGBT+,o te interesan estos temas es un reality que seguro lo has oído y visto, y si no es así, corre a verlo.
CHIPS: America’s Next Top Model
Una de las partes fundamentales de un buen reality show es el host, aquella persona que va a dirigir a los participantes a una muerte social segura. Tyra Banks no solo se destaca por realmente ser alguien extremadamente prestigiosa en el medio de su reality, sino que tiene una personalidad bastante “particular”: desde gritarle a las participantes, fingir apego emocional, ser irritantemente extrovertida, e intentar robarse el protagonismo de sus propias participantes, Tyra siempre encuentra nuevas maneras de pasar más tiempo en pantalla; pero sorprendentemente continúa siendo carismática y entrañable.
Como todo reality de concursos los retos son descabellados y, muchas veces, mortales. Saltar de riscos en vestidos de gala, nadar en aguas congeladas en trajes de baño de diseñador, joyería de animales vivos, nada como el crossover perfecto entre The X-Factor y la Met Gala para mantenerte entretenido.
JIMENA: MASTER CHEF
Master Chef es un reality show de cocina en dónde cocineros amateurs compiten semana tras semana para llevarse un premio en efectivo.
Su dinámica consiste en varias pruebas de talento y tiempo, por las cuales los cocineros tienen que pasar si buscan quedarse otra semana más en la competencia o irse a su casa sin nada en sus manos.
Una vez quedando 3 competidores, tendrán que realizar una comida de 3 tiempos por el premio en efectivo.
Verdaderamente es un show innecesariamente lleno de cizaña, en el cual podemos ver la realidad de las personas cuando son puestos en situaciones de presión, así como esa grata satisfacción de ver a la gente cocinar y pensar “yo puedo saber eso”, aunque claramente sabemos que no nos va a salir.
Así que si disfrutan de la comida, la presión y de ver a gente ser bien doble cara, seguramente se van a divertir mucho viendo este reality.
Alex, Mención especial: La casa de los dibujos (Drawn Together)
¿Qué pasa cuando tienes a ocho personajes animados, basados en las caricaturas más famosas, conviviendo en el mismo techo? Conflicto y caos, garantizados. Su formato paródico sabe combinar cada estilo de animación, con las personalidades pendencieras vistas en los reality shows; por ello, una especie del primer “reality show animado”. Su sátira contiene un humor pesado, grosero y altamente ofensivo, pues los personajes —ni los guionistas— no perdonan a nadie. Es una comedia tan absurda e idiota que mejor conviene reírse por su propuesta esperpéntica.